Artículo extraído de El País
La última amenaza en materia
social la ven los expertos en la reforma que se ultima sobre la Ley de Bases
del Régimen Local, que anima a los Ayuntamientos a privatizar aquellos
servicios obligatorios que sean deficitarios o a eliminarlos si se prestaban de
forma voluntaria y no son rentables. A la espera de que el borrador que ya se
conoce se perfile en detalle, los gerentes de servicios sociales advirtieron
ayer que puede suponer la privatización de residencias geriátricas gestionadas
por los Ayuntamientos o “lastimar de forma definitiva otros servicios
sociales”. “Nos tememos una regresión a la beneficencia municipal, que ya ha
empezado con el brutal hachazo que recibió el Plan
Concertado en los
presupuestos estatales”, dijo José Manuel Ramírez, el presidente de laAsociación
Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, en referencia a la partida que el
Gobierno destina a los Ayuntamientos desde los años ochenta para gasto social.
Este asunto lo sacó a colación el diputado de IU Gaspar
Llamazares: “Se está arrebatando a los Ayuntamientos todas sus partidas
sociales, es un asalto, la desprotección de los ciudadanos está servida. El
precio de ser europeos no puede ser este desmantelamiento social”, alertó.
Llamazares intervino en el Debate sobre el Estado Social de la Nación, unas
jornadas organizadas por la Asociación de Gerentes dado que el Gobierno no ha
querido programar el debate que corresponde al Parlamento. Por eso, en las
jornadas que continúan hoy, intervienen políticos de diversos partidos -el PP
no ha querido asistir-, así como expertos, sindicatos, presidentes de las
plataformas en defensa de la dependencia, responsables del Consejo de
Trabajadores Sociales y organizaciones que trabajan en este sector.
Todos saludaron la iniciativa porque se trata, aseguraron, de un
debate que está en la calle, en el bar, en las escuelas. “Solo faltaba en el
Parlamento, ahí es donde debería estar”, señaló el presidente de la Asociación,
José Manuel Ramírez.
En estas jornadas se ha alertado
de las cifras que arroja España en materia social: la tasa de riesgo de
pobreza, en un 26,7%; uno de cada cinco ciudadanos por debajo del umbral de la
pobreza; un 7,7% de los hogares han tenido retrasos para pagar facturas de
servicios básicos (agua, luz, alquiler); el paro, que supera los cinco millones
de personas; los desahucios; el número de personas que percibe una renta mínima
de inserción se ha doblado en cinco años y ya son más de 200.000 (con datos de
2010). “Y el hambre, que ya es una realidad, afecta a cientos de miles de
niños, y encima están retirando las partidas para comedores escolares; esto ya
atañe a la dignidad. Hay que señalar con nombre y apellido a quien hace esto”,
afirmó Gustavo García Herrero, miembro de la Asociación y director del Albergue
municipal de Zaragoza.
Se trata, añadió García Herrero, de cambiar la “injusta” política
fiscal y redistributiva española, donde el 44% de los ingresos del Estado
provienen del IRPF y más del 83% de ellos son rentas del trabajo. Los expertos
en servicios sociales exigen más gravamen para el capital y la recuperación o
implantación de impuestos sobre las rentas más altas.
“Esto es pánico, cuando no se tiene para dar de comer a los hijos
o te están echando de casa, y no lo de los mercados”, apuntaron los expertos.
La diputada socialista de la Asamblea de Madrid y antigua ministra de Asuntos
Sociales, Matilde Fernández, propuso, citando una idea de la Red contra la
Pobreza (AEPN), que “en cada medida política que se plantee o se ponga en
marcha se añada un informe sobre su impacto en la pobreza, como en su día se
hizo, a instancias del feminismo, con los informes sobre el impacto de género”.
La situación de miles de familias planeó en todas las
intervenciones y se alabó la red familiar que aún sostiene la cohesión y la paz
social. “Es casi incomprensible que no haya conatos de violencia en las calles
o más mendicidad. Es la red familiar la que está sosteniendo esto, pero las
familias están al borde. He visto a jubilados pasar necesidades porque están
ayudando con su pensión a los hijos, lo veo cada día. El 40% de los
pensionistas sostiene a algún hijo en paro. Esta generación de jubilados
depositó su esperanza en los hijos, que por primera vez tenían un buen piso,
una carrera universitaria, un coche, y ahora los ven venir derrotados de nuevo
a casa”, explicó García Herrero. “Si se rompe la red familiar esto va a
estallar y está al borde de sus posibilidades”, advirtieron. Y recordaron que
España está todavía lejos del gasto social que se destina como media en Europa.
La Dependencia, cuya reforma se discutirá hoy entre
los consejeros del ramo y el Gobierno, no faltó en el debate. “No estaremos de
acuerdo en que se abra ese melón -dijo Llamazares- porque el PP y algunos
partidos nacionalistas tienen hilo directo con sectores que están por la
privatización de estos servicios y ya estamos bastante cerca de un Estado
asistencial, en lugar de un Estado de derechos ciudadanos”, advirtió. “Las
medidas que se están tomando para reformarla no servirán más que para hacerla
insostenible, porque se le han hurtado partidas millonarias. Después dirán que
no es viable y se producirá un desmantelamiento de la ley”, alertó Ramírez.
Sobre ello se pronunció también la socialista Rosa Aguilar,
portavoz de Asuntos Sociales del PSOE en el Congreso: “Estamos ante una
voladura calculada del Estado social y de la Ley de Dependencia, es un golpe de
timón para cambiar el modelo social con la excusa de la crisis. No es casual
que se estén reformando también las competencias que tienen los Ayuntamientos
sobre servicios sociales. Las grandes empresas del ladrillo ya tiene puestos
sus ojos en el sector social donde ven un importante nicho de negocio”,
criticó. Para Aguilar, este cambio de modelo ya se está notando en la
“persecución a los cuidadores familiares de dependientes y en la insistencia de
introducir esa especie de cheque geriátrico que no dejará elegir a los
ciudadanos, sino que ellos serán los elegidos en un modelo dual donde habrá
gente con derechos y gente sin ellos”.
Alberto Reyero, diputado madrileño por UPyD y muy vinculado al
sector social, defendió también una ley de dependencia y unos servicios
sociales públicos en su acceso e inspección, pero subrayó la necesaria colaboración
para la provisión de estos servicios con la iniciativa privada.
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